Procedente de Laredo, el famoso tenor italiano Enrico Caruso llega a Ciudad México contratado para una temporada de ópera el 22 de septiembre de 1919.
Venustiano Carranza habia pagado los pasajes de tren de él y sus acompañantes: la soprano mexicana Adda Navarrete, el bajo David Silva y el director de orquesta Genaro Papi, todos figuras estelares del Metropolitan Opera House de Nueva York.
Debutó en el Teatro Iris el 29 de septiembre con “Elixir de Amor” de Donizetti. Tuvo un éxito rotundo: el telón se levanto 10 veces.
Durante su estancia visitó Xochimilco, se retrató con los hermanos Schlattman , viajó por México y conoció a compositores nacionales.
Era tanta la demanda de localidades que se decidió hacer una presentación de “Carmen” a las 3 de la tarde del 5 de octubre en la plaza de toros El Toreo en la Colonia Condesa.
22 mil personas acudieron a ovacionarlo.
Caruso fumaba en exceso y ya presentaba dolores de cabeza que se le agudizaron al llegar a México.
A veces su voz no era tan brillante como él quería, para la presentación en El Toreo se puso un poco de bálsamo de Bengué en la nariz, se frotó con él toda la cabeza y el cuello y salió a escena.
Pronto empezó a llover y el continuó cantando en medio de la llovizna, lo que le valió el reconocimiento del público.
El 1 de noviembre fue invitado a poner la primera piedra del Cine Olimpia.
El 2 de noviembre de 1919 se presenta por última vez ante el público mexicano. Cantó junto a Gabriella Besanzoni “Sansón y Dalila”, del compositor Camille Saint-Saëns.
En total dio 6 funciones en el Iris e interpretó durante su estancia en México: el Ricardo en Un ballo in maschera, Don José de Carmen, Samson, Lyonel en Martha, Canio de I Pagliacci, Radamés de Aída y Des Grieux de Manon Lescaut de Giacomo Puccini.
Compartió también escena con las sopranos mexicanas María Teresa Santillán y María Luisa Escobar.
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