lunes, 24 de septiembre de 2012

Continúa vigente legado de Enrico Caruso a 91 años de su muerte



ocurrido el 2 de agosto de 1921, cuando apenas contaba con 48 años de edad, el tenor italiano Enrico Caruso, continúa siendo uno de los representantes más destacados en la historia de la ópera y el arte lírico mundial. Existen diversas hipótesis sobre la causa de su muerte, sin embargo, el misterio sigue rodeando tanto su vida como su muerte. Caruso era un fumador de dos paquetes de cigarrillos egipcios al día y en agosto de 1920 comenzó a padecer tos pertinaz y malestares, presentando además dolor pleurítico que fue diagnosticado como una neuralgia intercostal, pero fue autorizado para seguir cantando. Tres días después, en plena función cuando cantaba "Lélixir d"Amore" presentó hemoptisis intensa, que fue diagnosticada por el mismo médico como un sangrado de una vena de la base de la lengua. No se aclara en lo revisado si tenía fiebre, pero a todas luces ambos diagnósticos eran errados, pues ante los síntomas debía haber pensado en cáncer del pulmón, neumonía, tromboembolismo pulmonar y hasta TB pulmonar. Caruso continuó con sus representaciones, en ocasiones vendado y haciendo esfuerzos extraordinarios, hasta que el 25 de diciembre de 1920 presentó un fuerte dolor en el hemitórax, es llamado otro médico, al no aparecer el inicial, y se le da un nuevo diagnóstico: pleuresía y neumonía. Posteriormente, se le practicaron varias intervenciones en el tórax, posiblemente punciones para evacuar el pus de lo que ya era un empiema, hasta que el 12 de febrero de 1921, el cirujano, practica una toracostomía con resección de un segmento de costilla. Enrico se encontraba muy grave, pero en forma increíble comenzó a mejorar y en abril preparó su viaje a Italia para recuperarse. Una vez en su país natal, con toda la familia y una amplia comitiva se instaló en el Hotel Vittoria de Sorrento, donde se restablecía y cobró un aspecto aceptable, llegando, incluso, a ofrecer un espectáculo privado. Sin embargo, ese mismo mes regresó el dolor torácico y la fiebre, dos afamados cirujanos italianos diagnosticaron una afección del riñón izquierdo y señalaron necesaria la rápida extirpación, para lo cual debió ser trasladado a Roma. Pero al llegar a Nápoles, el día 31 de julio de 1921, ya estaba muy grave, le detectaron un absceso renal izquierdo, aunque no se atreven a operar, a pesar de la insistencia de la esposa que les indicaba que debían drenar el pus. Finalmente, Caruso murió el martes 2 de agosto de 1921, a los 48 años de edad. Estuvo en Capilla Ardiente en el Salón del Hotel Vesubio, de donde el carro fúnebre transportó el féretro a la Basílica de San Francesco di Paola, reservada sólo para la nobleza. En Nueva York, las banderas se pusieron a media asta y en el Metropolitan se cubrió la fachada de negro durante un mes, dejando palpable la incógnita de la prematura muerte del tenor debido a posibles negligencias médicas. Enrico Caruso nació el 25 de febrero de 1873 al interior de una familia de escasos recursos, motivo por el que se vio imposibilitado para estudiar música, conformándose con participar en el coro de la parroquia de San Juan y San Pablo, en su barrio. A los 15 años de edad y tras la muerte de su madre, en 1888, se ve obligado a dejar la música y trabajar en un taller mecánico para poder obtener ganancias económicas para su familia, a pesar de ello recibió apoyo de su madrastra para continuar en la música. Logró captar la atención del público, quién le adjudicó apodos como "Carusiello" y "El Divo pequeño", fue en ese entonces que conoció a Gugliemo Vergine, un famoso profesor napolitano de canto, quién se ofreció a enseñarle a cambio del 25 por ciento de las ganancias que obtuviera durante los primeros cinco años de su debut. En 1894 el cantante debutó en la ópera con "L"amico Francesco" de Domenico Morelli, mas sus primeros éxitos los obtuvo en 1897 y 1898 con sus apariciones en "La Gioconda" y "El sombrero", respectivamente. En 1900 se presentó en la Scala de Milán con el papel principal de "La Bohéme", de Puccini, durante la misma temporada cantó "El elixir de amor", en el Teatro San Carlo de Nápoles, pero tras un controvertido recibimiento de su actuación decidió no volver a cantar en Nápoles, resolución que mantuvo toda su vida. El reconocimiento mundial llegó en 1902, por sus actuaciones en Montecarlo con "La Bohéme" y en el Covent Garden con "Rogoletto". Ésta última la presentó en su debut en el Metropolitan Opera House de Nueva York y fue el principio de los 17 años ininterrumpidos que el tenor se presentó en dicho recinto, a partir de ese año se convirtió en uno de los más famosos y mejor pagados tenores de la época. Aproximadamente el 70 por ciento de su carrera la realizó en Nueva York, presentándose sólo dos veces más en Italia, en los años 1914 y 1915. La cualidad de su voz estuvo basada en una fusión de características de barítono y tenor que le permitieron ampliar su registro vocal, permitiéndole abarcar el repertorio lírico italiano y francés como "Tosca", "Fausto" y "La Bohéme", entre otras, así como óperas livianas del siglo XIX como "Martha" o "El Elixir de Amor". Su vasto repertorio estuvo integrado por aproximadamente 500 canciones entre óperas, canciones napolitanas y tradicionales de Italia y temas populares de la época. También destacó por ser uno de los primeros en realizar grabaciones con fonógrafo, lo que contribuyó a que lograra fama mundial, llegando a grabar más de 200 piezas, algunas de las cuales están disponibles actualmente gracias a su reedición en nuevos formatos. A pesar de su delicado estado de salud, Caruso decidió volver a cantar en el Metropolitan Opera House para despedirse de su público, por lo que la víspera de navidad de 1920 realizó su última presentación en ese recinto, para luego viajar a su ciudad natal, sin poder retornar, pues murió el 2 de agosto de 1921.

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